jueves, 11 de febrero de 2010



El diaconado en las Epístolas de Ignacio de Antioquía


Anastasios D. Salapatas







Icono de san Ignacio de Antioquía



Introducción: Ignacio y sus escritos.

Ignacio es una figura excepcional del cristianismo, “un hombre de intensa devoción” (1), que vivió y ofreció su ministerio episcopal en los años de la denominada Iglesia primitiva.

La historia eclesiástica solo ha preservado unos pocos elementos biográficos acerca de Ignacio. Muchos de ellos provienen de sus propios escritos. Pero sus Epístolas no son textos histórico-biográficos. Por lo tanto, contienen sólo muchos pocos detalles sobre Ignacio.

Por lo que sabemos, había sido el segundo obispo de Antioquia, comenzando su ministerio alrededor del año 70. Es seguro que había conocido a algunos de los Apóstoles. El entorno social en que fue criado pudo haber sido griego o, por lo menos, influenciado por la cultura griega (llegamos a esta es una conclusión estudiando sus escritos).

Durante los años de la persecución romana por el emperador Trajano, Ignacio fue arrestado y llevado a Roma para recibir el martirio. La opinión común hoy es que fue puesto para morir en el estadio romano llamado Coliseo (2), en algún momento entre los años 107 y 117.

Se denominaba a si mismo Θεοφόρος (teóforo) (3), que es un título muy distintivo para los cristianos y significa “portador de Dios”. El título indica la estrecha relación espiritual que tuvo con Cristo. Su memoria es conmemorada en la Iglesia Ortodoxa Oriental el 20 de Diciembre, y en la Iglesia Católica el 1 de Febrero.

En sus últimos días, antes de morir, escribió siete epístolas. Son las siguientes: a los Efesios, a los Magnesios, a los Tralios, a los Romanos, a los Filadelfos, a los Esmírneos y a Policarpo. Las primeras cuatro fueron escritas desde Esmirna y las tres restantes desde Troas, en Asia Menor (4).

Las Epístolas de Ignacio, escritas en una fecha relativamente temprana, “han jugado un rol importante en las reflexiones teológicas de la Iglesia y representan un punto central de controversia en las discusiones académicas sobre los orígenes cristianos” (5).

El significado de las Epístolas es tan grande, básicamente porque en ellas encontramos la primera referencia clara y directa al triple ministerio y al sitial de la autoridad eclesiástica, cuyo centro es el obispo (6).

Estos textos son de gran importancia para toda la Cristiandad, y a causa de ellos Ignacio ha sido reconocido como el “primer gran teólogo del período post-apostólico y el primer Padre y Maestro de la Iglesia” (7).


I. El propósito de las diversas referencias diaconales en las Epístolas de Ignacio.

Es verdad que las Epístolas de Ignacio están llenas de referencias al diakonos y a la función diaconal en la iglesia primitiva. Pero es también cierto que esas referencias no constituyen el tema central en ninguna de las Epístolas.

El tema diaconal aparece en estos textos como parte de una discusión más amplia sobre la autoridad eclesiástica y el triple ministerio. Las referencias diaconales pueden ser halladas en todas las Epístolas excepto en la dirigida a los Romanos.

Por primera vez en la historia de la Iglesia los tres grados del sacerdocio son claramente mencionados juntos (8), en exactamente el mismo orden como los conocemos hoy. El diakonos es colocado en el nivel más bajo, o en el primer grado del sacerdocio cristiano, mientras el presbyteros está en el segundo y el episkopos en el tercero y, obviamente, el más alto.

Ignacio es muy claro sobre esta cuestión del ministerio cristiano. Hace una gran contribución a la historia eclesiástica por:

1. Ofrecer los nombres de los títulos de los tres ministerios (diakonos, presbyteros, episkopos) (9).

2. Presentar sus funciones, litúrgicas y pastorales, tal como se encontraban en su tiempo (10).

3. Señalar que son diferentes en función y distintos entre ellos (11).

4. Interpretar el triple ministerio eclesiástico como el ministerio terreno y visible que se asemeja al prototipo celestial (12), y

5. Enfatizar la idea de unidad en la Iglesia, de acuerdo con la unidad experimentada en la Santísima Trinidad (13).


Ignacio cree firmemente que los diáconos, presbíteros y obispos son “designados de acuerdo a la voluntad de Jesucristo” (14). Sostiene la opinión de que los diáconos, presbíteros y obispos son definitivamente una categoría separada del pueblo, llamada a asistir a los fieles. Con su “voz profética” (15), Ignacio llama al pueblo a prestar atención (16) a ellos.

Por consiguiente, se vuelve completamente claro que las referencias diaconales en Ignacio son obviamente ofrecidas como parte de su teoría de la autoridad eclesiástica y el sacerdocio cristiano.


II. La relación episkopos – diakonos según Ignacio.

Hay muchos pasajes interesantes en la Epístolas de Ignacio donde se pueden encontrar referencias a la relación espiritual, e incluso pastoral y litúrgica, entre episkopos y diakonos. Algunas de ellas son simbólicas, otras realistas.

El obispo Ignacio llama a los diáconos sus “esclavos compañeros” (17) y es esta, obviamente, una expresión simbólica muy importante, que muestra cuán altamente consideraba a sus diáconos. El término “συνδουλος” significa que están ambos (obispo y diácono) siguiendo el mismo sendero espiritual; creen y siguen al mismo Cristo y ambos son espiritualmente responsables ante Él.

El diácono está “sujeto al obispo” (18). Un gran discusión podría abrirse aquí. En nuestro caso, preferimos sólo señalar algunas de las cuestiones. ¿Cuáles son las áreas en que el diácono está sujeto al obispo? ¿Es a nivel administrativo? ¿Está relacionado al trabajo pastoral y la responsabilidad que el diácono puedo haber tenido? ¿O está vinculado a la función diaconal litúrgica?

El hecho es que el diácono en todos estos escritos ignacianos parece haber sido un “asistente del obispo” (19). Hace la voluntad del obispo como Jesús hizo la voluntad del Padre (20). Al mismo tiempo, es considerado por Ignacio como “el más querido por él” (21), a quien ha sido “encomendado el servicio de Jesucristo” (22).

Según W. R. Schoedel, “existe un vínculo estrecho entre el obispo y el diácono en Ignacio” (23). Interpreta esta relación sugiriendo que “esto puede reflejar una fase más temprana en el desarrollo del sacerdocio, cuando estos dos oficios no se habían fundido aún con el presbiterado. Pero otros factores probablemente son suficientes para explicar la especial atención dada por Ignacio a los diáconos: su rol activo en cuestiones prácticas; en particular, su servicio a Ignacio personalmente, y una preocupación especial de parte de Ignacio en apoyar a aquellos cuya posición a veces los pone en “situaciones difíciles” (24).

En lo que respecta a la relación entre el diácono y los presbíteros, sólo hay una referencia (25) en los escritos de Ignacio, donde el diakonos parece ser responsable “del presbiterio” (26). Esta relación no ha sido definida muy bien “presumiblemente porque esta no es una nota esencial del oficio” (27).


III. Diakonos: Modelo de Cristo.

En los textos de Ignacio se encuentran referencias al diakonos como un modelo de Jesucristo mismo (28). Es totalmente obvio que Ignacio ama a sus diáconos y los considera muy sumamente.

El diakonos, que trabaja estrechamente con su obispo, es “respetado” (29) como Jesucristo, habiéndole sido “encargado el servicio de Jesucristo” (30).

Según Ignacio, el episkopos es puesto sobre el pueblo “en el lugar de Dios” (31), siendo “una especie de Padre” (32). Los presbíteros son además comparados con los Apóstoles (33).

En todas las referencias relevantes, el diácono parece ser un modelo, o un “símbolo” (34), o incluso una “representación” (35) de Cristo. Esta idea parece haber estado basada sobre el Nuevo Testamento. Nuestro Señor, hablando sobre si mismo y su ministerio sobre la tierra, dice que “el Hijo del Hombre vino no para ser servido (διακονηθήναι) sino para servir (διακονήσαι)” (36). De este modo, se consideró a si mismo como un diakonos de la Iglesia y el pueblo ofreciendo, por consiguiente, un prototipo diaconal a la Iglesia Cristiana.

Podría sugerirse también que el diakonos, como figura eclesiástica que representa a Cristo, según Ignacio, parece haber sido más importante que el presbítero, al menos en la Iglesia de Antioquia, aunque él (el diakonos) ciertamente está en el tercer puesto (37) de la jerarquía eclesiástica.

Es interesante notar que la visión de Ignacio sobre el diakonos como modelo de Jesucristo, se encuentra también en algunos otros escritos cristianos tempranos, tales como la Epístola de Policarpo a los Filipenses (38), la Didascalia Apostolorum (39) y las Constituciones Apostólicas (40).

En una etapa posterior, el diakonos se convierte en modelo de un ángel. Esto es debido al desarrollo litúrgico del oficio. San Juan Crisóstomo (41) y Teodoro de Mopsuestia en sus Catecheses (42) exponen claramente que el diakonos, vistiendo su orarion (43) durante las ceremonias de la Iglesia, es como un ángel volando. También se mueven “entre lo sagrado y lo profano llevando mensajes” (44) como los ángeles.


Conclusiones.

Ignacio Teóforo, Obispo de Antioquía, es una gran figura de la Iglesia Cristiana Antigua. Es el primer teólogo importante después de los Santos Apóstoles. Estudiando sus Epístolas, el investigador moderno puede encontrar en ellas muchos detalles respecto a la vida misma de la Iglesia en la época de Ignacio.

Entre los temas principales en el pensamiento escrito de Ignacio, están la autoridad eclesiástica y los tres grados del sacerdocio cristiano. El diaconado, que es el primer y más bajo grado del sacerdocio, es claramente mencionado en los textos ignacianos, aunque éste no es su tema principal.

El santo escritor considera al diácono y su ministerio diaconal como un gran valor para la Iglesia de Antioquia y más allá. Como obispo de Antioquia, ha colaborado estrechamente con los diáconos para asegurar el mejor ministerio posible para su rebaño.

Ignacio está relacionado espiritualmente con los diáconos, de acuerdo a sus propios escritos, exactamente del mismo modo como Dios Padre está relacionado con Jesucristo. De este modo, el diakonos es considerado como un modelo de Jesús, quien de acuerdo al Nuevo Testamento había sido el primer diakonos de la Iglesia.

El diakonos está siempre siguiendo las órdenes de su obispo, siendo responsable ente él. Pero no existe referencia clara en los textos de Ignacio a las funciones mismas, pastorales, litúrgicas, o cualquier otra, del diakonos. Por último, no hay mención directa a las diaconisas.



(1) Henry Chadwick, The Early Church, Penguin Books, Londres, 1988, pág. 30.

(2) Στυλ. Παπαδόπουλου, Πατρολογία, vol. Ι, Atenas, 1982, pág. 178. E. W. Βarnes (en The Rise of Christianity, Londres, 1948, pág. 261) cree que “la historia del martirio de Ignacio es una leyenda edificante, no historia de la época”, sugiriendo que esto es “la invención de un hagiógrafo”, porque “de Ignacio mismo poco es conocido”.

(3) Παν.Χρήστου, “Ιγνάτιος”, in Θρησκευτική και Ηθική Εγκυκλοπαίδεια, vol. 6, Atenas 1965, col. 705.

(4) Μ. W. Holmes (ed.), The Apostolic Fathers, Apollos-Leicester, 1989, pág. 80.

(5) W. R. Schoedel, Ignatius of Antioch: A Commentary on the Letters, Philadelphia 1985, pág. 1.

(6) Δημ. Μπαλάνου, Πατρολογία, Atenas, 1930, pág. 43ff.

(7) Στυλ. Παπαδόπουλου, op. cit., p. 178.

(8) A.D. Salapatas, “The Diaconate in the Eastern Orthodox Church” en Diaconal Ministry, Past, Present & Future, editado por Peyton G. Craighill, Rhode Island, 1994, pág. 41.

(9) Trall. 3, 1; Trall.7, 2; Smyrn. 8, 1; Polyc. 6, 1.

(10) Ιακ. Πηλίλη, Η Χριστιανική Ιερωσύνη, Atenas, 1988, págs. 289-294.

(11) Μεθ. Φούγια, Γένεσις και Ανάπτυξις της Χριστιανικής Ιερωσύνης, Atenas, 1972, pág. 79.

(12) Magn. 6, 1; Trall. 2 & 3,1. J. Pelilis, op. cit., pág. 265.

(13) Según Hans von Campenhausen, “Así como Cristo estaba unido a su Padre, los cristianos deben estar sujetos a sus presbíteros y diáconos y todos ellos al Obispo…” (Ecclesiastical Authority and Spiritual Power in the Church of the First Three Centuries, Londres, pág. 100).

(14) J. R. Wright, “The Emergence of the Diaconate”, en Liturgy (Journal of the Liturgical Conference), vol. 2, Nº 4, Washington D.C., 1982, pág. 20.

(15) L. Goppelt, Apostolic and Post-Apostolic Times, Londres, 1970, pág. 193.

(16) Philad. 7,1.

(17) “σύνδουλος”, en Ephes. 2, 1; Magn. 2; Philad. 4; Smyrn 12,2. Βιβλιοθήκη Ελλήνων Πατέρων και Εκκλησιαστικών Συγγραφέων, “Ιγνάτιος ο Αντιοχείας”, vol. 2, Atenas, 1955, pág. 261ff.

(18) Μagn.2.

(19) James Μ. Βarnett, The Diaconate. A Full and Equal Order, New York, 1981, pág. 50.

(20) Μagn. 6,1; Trall. 3,1.

(21) “των εμοί γλυκυτάτων”, en Magn. 6, 1.

(22) Magn. 6,1.

(23) W. R. Schoedel, op. cit., pág. 46.

(24) Ibid.

(25) Magn 2.

(26) El termino particular usado aquí por Ignacio es “presbiterio”, no “presbíteros”, aunque esto no parece tener gran significado.

(27) J. V. Collins, Diakonia: Re-interpreting the Ancient Sources, New York – Oxford, 1990, pág. 240.

(28) W. R. Schoedel, op. cit, págs. 113-4.

(29) Trall. 3, 1.

(30) Μagn. 6, 1.

(31) Ibid.

(32) Μagn. 13,2; Trall. 3,1; Smyrn. 8,1.

(33) Trall. 2,2 & 3,1; Philad 5,1; Smyrn. 8,1.

(34) J. M. Barnett, op. cit., págs. 50-1.

(35) Ibid.

(36) Mt. 20, 28; Mc. 10, 45.

(37) Smyrn. 8,1; Polyc. 6,1.

(38) Polyc. Phil. 5, 3.

(39) R. N. Connoly, Didascalia Apostolorum, Oxford, 1929, pág. 88.

(40) Constituciones Apostólicas 2, 26, 5.

(41) Παντ.Χανόγλου, Διaκovικόν, Edesa, 1989, pág. 214.

(42) A. Μingana (ed.), Commentary of Theodore of Mopsuestia on the Lord's Prayer and on the Sacraments of Baptism and the Eucharist, Cambridge, 1933, pág. 84.

(43) Estola diaconal.

(44) R. F. Grein, The Renewal of the Diaconate and the Ministry of the Laos, Rhode lsland, 1991, pág 9.


Aparecido en Theologia, Vol.70. nº 2-3, 1999, págs. 513-520. Traducción del inglés del Dr. Martín E. Peñalva.

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